El Parque del Retiro fue el escenario en el que tuvieron lugar las más importantes carreras de motos en Madrid durante los largos años de la posguerra hasta 1968, en que fue inaugurado el circuito permanente del Jarama.
El recuerdo de muchos madrileños está ligado a este gran espacio verde ubicado en el centro de la ciudad, cuando la ciudad era el centro y, en vez de Zoo había Casa de Fieras, o la gente iba a ver las carreras en Metro o tranvía, y el Trofeo de Otoño era el verdadero espectáculo sin televisión.
Nosotros nos acercábamos hasta allí andando, ya que vivíamos en la cercana calle de Menorca. Recuerdo que mi abuelo tiraba de mis noventa centímetros de niño, entre la gente, para encontrar un hueco que me permitiese ver pasar las motos… Era complicado desde la altura del bolsillo del pantalón de los mayores comprender aquello. Quiza no había nada que comprender; el caso era que, ver pasar las ruidosas motos, igual que a muchos otros de mi tamaño, nos gustaba. El olor, la vibración a su paso, las caídas, los aplausos o el griterío de la gente, desde nuestra perspectiva se multiplicaba por mil… Luego en casa había que hacer lo propio con el triciclo: arreglarlo y volar por el pasillo.
Yo no sabía nada de Ortueta, Poncela, Herrero, Spaggiari, Fargas, Torras, Gracia, Nieto, del Val, Auradell, Guarnieri y tantos otros que hoy son Historia de nuestro motociclismo. Muchos de ellos aún nos la transmiten, afortunadamente, de primera mano enriqueciendo aquellos recuerdos imborrables que crearon en nosotros algo más que afición y que nos arrastran desde la primera vez que “sentimos” una moto… El Retiro fue, sin duda, para muchos de nosotros el punto de partida en el mundo de la moto.