En Sant Pere de Ribes (Barcelona) aún se encuentra ubicado lo que queda del legendario Circuito oval de Terramar, inaugurado el 28 de octubre de 1923.
Terramar fue el más impresionante circuito en los tiempos en que en España se fabricaba el mejor automóvil del mundo, el Hispano Suiza, y cuando además nuestro país se perfilaba como una futura potencia automovilística. Este circuito estaba a la altura de los más importantes circuitos ovales del mundo, emparentado con Monthlery, Brooklands, Monza e Indianápolis.
El Autódromo de Terramar fue diseñado por el ingeniero Jaime Mestres y Fossas, y supervisado por Federico Armengué. Su inauguración tuvo lugar el 28 de octubre de 1923, dando la vuelta de honor, por delegación expresa de Alfonso XIII, su sobrino el Infante don Alfonso, a bordo del Hispano Suiza del Director de pista, Federico Armengué.
El flamante circuito oval tenía una longitud aproximada de 2 kilómetros dependiendo del radio tomado en los peraltes, ya que las rectas tenían una anchura de 22 metros y las curvas peraltadas de 18 metros.
Las intalaciones estaban equipadas con boxes, puesto de avituallamiento, marcadores, estacionamiento, unas tribunas de 90 metros de largo por 16 de fondo y una pista de aterrizaje interior, por lo que en el futuro se realizarían exhibiciones conjuntas de aviones y automóviles. Para facilitar la llegada de los aficionados, se había provisto incluso de una estación de ferrocarril. Así, el día de la inauguración se produjo un lleno total, que se haría habitual durante muchos días de carreras.
Por su concepción, estaba calculado para poder alcanzar en su pista de hormigón con juntas de dilatación, una velocidad superior a los 200 km/h. Esto pronto se pudo verificar, ya que en su primera carrera y en la primeras vueltas, las condiciones de velocidad permitieron alcanzar a los pilotos un promedio de 175.610 km/h. Ese mismo día se celebró el Primer Premio Motrociclista, cuyo ganador fue Joaquín Vidal sobre su moto Indian. El 4 de noviembre de ese mismo año sería una fecha importante en la historia del circuito, ya que el inigualable Tazio Nuvolari se consagraría como el piloto que después fue.
En el terreno motociclístico, el 26 de septiembre de 1926, se celebró el Campeonato de Cataluña de Motociclismo en pista, en el que venció Joaquín Vidal sobre Norton, a un promedio de 122.550 kilómetros/hora, seguido de Ignacio Macaya, con Norton y Vicente Maurer sobre Douglas´. En esa ocasión se creó el “Club de los 100 por hora” del que formaban parte los privilegiados pilotos que consiguesen realizar esa distancia en un tiempo máximo de una hora.
En 1927 se celebra la Copa de Primavera de Motociclismo, instituyéndose por primera vez el el Gran Premio”Peña Rhin”, conseguido en esta ocasión por Vicente Maurer, que realizó los 100 km. de que constaba la prueba, sobre su moto Douglas, a un promedio de 134,619 Km/h.
A partir de entonces las pruebas de motor fueron siendo cada vez más escasas en el autódromo, en benefício de los Grandes Premios en los circuitos. Así, después de pasar por serios problemas financieros para su mantenimiento, se construyó en su interior una fábrica de accesorios de automóviles.
Tras la Guerra Civil, a pesar de los intentos de algunos particulares, poco se podía hacer por revivir el autódromo… siendo una de sus últimas utilizaciones a comienzo de los años cincuenta, como pista de pruebas de alguna marca de motocicletas.
Desde entonces la maleza le fue cubriendo, y a pesar del intenso tráfico turístico que circula por sus alrededores, poca gente sabe de su existencia. Sus peraltes y su pista de hormigón aguantan reciamente el paso del tiempo, pero su utilización es imposible. Ahora forma parte de una explotación ganadera y una tapia impide realizar el recorrido completo.
No parece haber tenido un digno final.