El control de alcoholemia tiene como finalidad perseguir al conductor que ha bebido antes de coger el vehículo.
Si el resultado del test de alcoholemia da una tasa entre 0,25 y 0,50 en aire expirado, y, no eres profesional de la conducción ni tienes el permiso de circulación con una antigüedad inferior a dos años, te retirarán 4 puntos y habrás de pagar una multa de 500 euros.
Pero si el resultado del test está entre 0,50 y 0,60 ó das positivo en sustancias estupefacientes, te retirarán 6 puntos y habrás de pagar una multa de 1000 euros.
En ambos casos, pueden inmovilizarte el vehículo, salvo que alguien con permiso de conducir en vigor y alcoholemia negativa, se haga cargo del mismo.
ES MUY IMPORTANTE TENER CLARO QUE POR ENCIMA DEL 0,60 PODRÍAS HABER COMETIDO UN DELITO.
El mejor de los consejos para todos los casos es que cuando se conduce cualquier tipo de vehículo, no se debe beber ni una gota de alcohol y sino ya sabemos a qué nos enfrentamos, además de poner en peligro la vida de otras personas y la nuestra propia, pero ¿tenemos alguna posibillidad, ante una situación en la que por descuido hemos sobrepasado el límite y tenemos la mala fortuna de ser detenidos en un control de alcoholemia?
Se deben hacer dos pruebas con una distancia temporal entre ellas de unos 10 minutos, si el resultado del primer test es bajo, entre 0,25 y 0,35, tienes alguna posibilidad de que la segunda prueba salga negativa, si la tasa de alcohol en la primera prueba supera el 0,35, lo tienes bastante más complicado.
La pregunta del millón sería ¿Se pueden recurrir las sanciones impuestas por conducción bajo influencia de bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes?
La respuesta es sí, se pueden recurrir. En primer lugar, los alcoholímetros deben pasar revisiones anuales, y la situación económica actual hace que en muchos casos las administraciones no cumplan este deber, y esto es causa de recurso. Además existe la posibilidad de que la sanción tenga defectos formales que la anulen (suelen ser controles masivos y se dan errores).
Por último podemos tener suerte y que la administración cometa un error durante la tramitación de la sanción y ello redunde en nuestro beneficio.
Pero insistimos, la mejor fórmula para no poner en peligro nuestra vida, la vida de los demás y nuestra economía es no probar ni una gota de alcohol si vamos a conducir, y mucho menos si vamos en moto.